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Gastos hormiga: el agujero negro del presupuesto familiar

Gastos hormiga: el agujero negro del presupuesto familiar

En tiempos de alta inflación, la frase «no sé en qué se me fue la plata» puede ser dicha más de una vez en el día. Un argentino promedio snakea dos veces al día, lo que significa que visita el quiosco, la máquina de golosinas o la panadería más cercana a su trabajo en dos momentos dejando allí sumas consideradas pequeñas pero que a lo largo del día, del mes y del año pueden representar un monto considerable.

El estudio más amplio sobre el tema lo hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de México y concluyó que lo que se denomina «gasto hormiga» representa en el año entre el 9 y el 12% de los ingresos de un trabajador. Es decir, que alguien que tiene un salario de 10.000 pesos gasta en el año 14.400 pesos en consumos no planificados y que se miden individualmente como insignificantes. En la Argentina, la consultora Kantar determinó que el 20% de las compras son para consumo inmediato. Si bien no son necesariamente consumos superfluos, si se trata de gastos realizados en base a necesidades urgentes y no planificadas.

Para pensar algunos ejemplos. Un café con leche con medialunas a media mañana cuesta unos 38 pesos. En el mes suma $ 836 y en el año significan $ 10.032. Más de un salario mínimo que se fue del bolsillo en café con leche. Un paquete de figuritas que le compramos a los chicos para el álbum a la salida del colegio cuesta 9 pesos, pero al mes suma $ 198 y en el año significan $ 2376. «Desde el punto de vista cognitivo el gasto hormiga es difícil de controlar porque se visualiza como algo despreciable. La alternativa de ahorrar ese dinero o evitar ese consumo no tiene valor. Si con 20 pesos no puedo hacer nada, por qué no voy a tomarme ese café o comprarme esa golosina», explica el economista Martín Tetaz.

El experto en economía del comportamiento considera que el hecho de que el billete de mayor denominación en la Argentina tenga un poder de compra tan bajo le juega en contra a los que quieren ahorrar.

«Habitualmente existe en las personas la aversión a cambiar los billetes más grandes. Es un ejercicio para ahorrar. Quien tiene un billete de alta denominación sin cambiar no para en el quiosco, porque tiene en la cabeza la idea de que al cambiarlo, los billetes de menor denominación vuelan de la cartera. Pero cuando el valor del mayor billete es de menos de 10 dólares se utiliza para el gasto hormiga. La regla de retenerlo para ahorrar, deja de funcionar», dice Tetaz.

Algunos gastos corrientes

Según datos de Kantar, un argentino promedio consume dos snacks por día además del almuerzo. Si uno fuera un café en un moderno vaso para llevar de los que invadieron la ciudad de Buenos Aires en los últimos años, por día se gastarían unos $ 48 y en el año sumarían $ 12.672. Si el segundo snack fuera una barra de cereal o un alfajor, más una bebida compradas en el kiosco, en el año sumarían $ 9240 pesos. En total sumarían $ 21.912 pesos. Un monto que podría cubrir una buena parte de unas lujosas vacaciones o de un arreglo que está demorado en el hogar o impulsar el cambio del auto.

Pero hay otros gastos imperceptibles que se acumulan y hacen estragos en el presupuesto. Usar el cajero automático equivocado puede significar un cargo de hasta $ 16 del banco. Gastar $ 16 para no caminar dos cuadras hasta el banco donde podemos hacer una extracción gratuita puede parecer un buen negocio. Pero hacerlo dos veces por semana significa en el año $ 1536. Alguien que vive en el conurbano y usa diariamente su auto para llegar al centro si carga nafta en las afueras tendrá que desembolsar dos pesos más por litro que si lo hace en una estación de servicio en Capital, y eso significa en 4 tanques de nafta mensuales, un total de $ 5760.

Si bien erradicar el gasto hormiga es una tarea titánica, hay algunos mecanismos para controlarlo. Las viandas de almuerzo son un caso. Según Kantar este año el 45% de las casas reconoció que prepara vianda en el hogar y un 15% dijo que lo hace todos los días. Al mismo tiempo, el 63% de los encuestados dijo que va menos a comer afuera que el año pasado. Comprando a diario un menú ejecutivo de 100 pesos suma en el año 26.400 pesos. Y si los que lo hacen son dos, el agujero negro del presupuesto está ahí.

La clave es reemplazar el gasto impulsivo por el planificado. Comprar la barrita de cereal o el alfajor en el supermercado en lugar de en el quiosco de la esquina significa ahorrar hasta el 50%. Cargar nafta el día del descuento y en la estación de servicio con mejores precios puede significar hasta 20% de ahorro en combustible. Por ahí aparece el dinero que volaba de la billetera.

Para Tetaz, una buena estrategia para combatir la tentación de los pequeños gastos diarios es mensualizarlos. «Hay que transformar las hormigas en elefantes para darles valor», dice el economista. «Recién cuando se encara un proyecto de largo plazo se valoriza el ahorro que parecía insignificante y se consigue una fortaleza de control mayor», asegura el autor del libro CasualMente.

Fuente: Diario La Nación

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