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La cartera de inversiones en función de sus atributos

La filosofía del “talle único” no se aplica a la administración de las inversiones. El armado de la cartera de inversiones no solo depende de la edad o del tamaño de la familia, sino también de las necesidades de liquidez, de rendimiento, la posibilidad de tomar riesgos así como del ingreso  de la apreciación posible. Esto es sumamente importante, porque muchas veces cuando se solicita asesoramiento, se mira una sola variable, como la edad o el patrimonio, con la consiguiente mala distribución de las inversiones.

 

Para poder seleccionar los distintos activos a invertir, es preciso definir el perfil del inversor y sus objetivos, y para ello es imprescindible combinar tres factores fundamentales:

a)     La “actitud” que el inversor asume ante el riesgo que implica acceder a un determinado rendimiento.

b)    La “situación financiera” en la que se encuentra en la actualidad o se encontrara en el futuro inmediato para poder asumir determinada actitud.

c)     El “factor tiempo”, es decir, de cuánto tiempo dispone para cumplir los distintos objetivos.

 

La definición de los factores enumerados anteriormente son una condición “necesaria” pero no “suficiente” para la selección de activos. Esto es así, porque las distintas clases de inversiones poseen tres atributos básicos:

a)     Estabilidad: cuando no varían mucho de precio en los distintos momentos.

b)    Ingreso: cuando producen un ingreso periódico, sin aumentar  permanentemente de capital.

c)     Apreciación: cuando en el tiempo suben mucho de precio.

Para desilusión de muchos, todas las inversiones tienen uno o más de estos atributos, pero ninguna posee los cuatro al mismo tiempo.

La inversión en bienes raíces nos sirve como ejemplo para poder analizar con mayor profundidad los distintos atributos de las inversiones.

Cuando el temor prevalece, la persona piensa que puede perder parte de lo invertido. En este caso se destaca el deseo de seguridad y estabilidad. La compra de inmuebles en un periodo de “precios que están en la media de mediano y largo plazo” es una opción válida.

Cuando las personas quieren tener una renta adicional a su actividad laboral o están próximos a jubilarse y necesitan transformar su fuente de ingresos periódicos, la renta que provee un “alquiler” cumple con el atributo ingreso. El tipo de inmueble que se elija dependerá si adicionalmente se prefiere contar con la posibilidad de liquidez (inmueble chicos) o no tanto (oficinas), siendo la renta de las segundas mayor a la de las primeras.

Cuando la esperanza es el motor, se hace foco en la posibilidad de incrementar lo invertido y potenciar el rendimiento, lo que se ajusta al atributo de apreciación. Esto tiene sentido cuando se compran inmuebles cuyo valor se encuentra por debajo de su valor medio histórico, en una zona de alto potencial de crecimiento o de cambio de escenario económico. Hoy en día, la compra de desarrollos inmobiliarios en pesos y en cuotas se ajusta a esta definición.

 

Resumiendo podríamos señalar que si su objetivo de inversión es priorizar el ingreso corriente y la seguridad, probablemente usted invierta una mayor proporción en activos “cuasi efectivos”. Si persigue apreciación de capital a largo plazo, los bienes raíces que se compran con un precio por debajo de su valor justo es la opción más adecuada.